Los bares de Amsterdam

En los próximos posts me gustaría hablar de los bares de Amsterdam. Dónde se encuentran los bares más elegantes, dónde los bares con mejor música, qúe son los bares que frecuentan los artistas? ¿Dónde se sirven las mejores cervezas? ¿Qué son las calles con la mayor densidad de bares para homosexuales y lesbianas? ¿Qué son los bares dónde se encuentra la gente más castiza de Amsterdam?

Algunos lectores ya habrán visto que tengo cierta preferencia por los nombres curiosos. En Amsterdam abundan los bares con nombres curiosos. Algunos ejemplos son ‘El Pez Ladrando’ (De blaffende Vis), El Elefante Verde (De Groene Olifant) y El Monito (‘t Aepjen). Pero tal vez el nombre más curioso es 'Papeneiland' (en el Prinsengracht). A ver, como traduzco esta palabra en castellano? 'Papen' es la palabra peyorativa que los protestantes les dieron a los católicos en tiempos lejanos. 'Eiland' significa 'isla', entonces Papeneiland es algo como 'la isla de los católicos'.

En el siglo XVII había una una secreta iglesia católica (en aquel entonces la religión católica era prohibida) enfrente del bar. Después de la misa, el cura salió de la iglesia por un túnel que pasaba debajo del canal. Así llegó el cura en el antiguo bar. Hoy en dia Papeneiland es uno de los bares más viejos, más bonitos y - todo hay que decirlo - más turísticos de Amsterdam.

Otros bares históricos en el centro de Amsterdam son: De drie Fleschjes (Dirección: Gravenstraat 18 fundado en: 1650), Café Chris (Bloemstraat 42, fundado en 1624), Café Oosterling (Utrechtsestraat 140, fundado en el siglo XVIII), Café Hoppe (Spui 18) y Café Karpershoek (Martelaarsgracht, viejo bar de marinos, enfrente de la estación central, fundado en 1606). Muy curioso es también el ya mencionado ’t Aepjen (‘El Monito’) que está en la casa más vieja de Amsterdam. Uno de mis preferidos es un bar del siglo XVIII, en el bonito canal ‘Egelantiersgracht’. Se llama ’t Smalle (El estrecho). El bar es bonito, pero el sitio lo es aún más, la terraza es un sitio idílico para emborracharse en una interminable noche de verano.